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Llegado el momento en que nos planteamos seriamente la opción de dar por terminado nuestro matrimonio, hay preguntas que todos nos hacemos, muchas de estas preguntas son siempre las mismas. No existen en derecho matrimonial respuestas matemáticas porque trabajamos en un escenario subjetivo muy condicionado por las circunstancias y contexto de cada pareja, de cada familia, pero sí que es conveniente plantear algunos elementos comunes que suelen aparecer en las dudas preliminares a dar el paso de visitar a un abogado para comenzar un proceso de Divorcio.

No olvide el lector que el mejor paso ante estas situaciones es visitar a un buen profesional especializado para plantear todas sus dudas al respecto, visite a un abogado matrimonialista para los aspectos legales y económicos de la materia, pregunte a un psicólogo para cuestiones que a éste competen, recuerde siempre que ni los abogados son psicólogos ni los psicólogos son abogados, y desconfíe de quien le diga lo contrario. No comparto esa frase de que “para ser un buen abogado matrimonialista hay que ser un buen psicólogo”, no confundamos al cliente: el abogado genera y transmite Seguridad y Confianza a su cliente ante un divorcio por su conocimiento y experiencia del marco legal y su forma de aplicación en cada caso concreto.

Los abogados estudiamos y analizamos comportamientos para aplicar la Ley a cada caso concreto, hablamos de ellos con nuestros clientes, les advertimos de consecuencias que comúnmente van a aparecer en escena en el desarrollo del proceso de Divorcio. Un buen abogado ejerce su profesión sin ser psicólogo. Un buen abogado siempre aconsejará a sus clientes acudir a un buen psicólogo, o en su caso a un psiquiatra, si es oportuno a la vista de las circunstancias.

Para bueno o para malo España es un país con un altísimo número de divorcios, lo que directamente implica la desaparición del estigma de «niños raros» a los hijos de una familia que ha sufrido un proceso de divorcio. En el cole, en el parque, en su propia familia, sus hijos serán unos más de los niños cuyos padres se han divorciado. En mis comienzos como abogado, allá por los año 90, esta rareza era una de las preocupaciones de padres y profesionales. Hoy observamos que estos propios hijos de divorciados se constituyen en fuente de aprendizaje y experiencia para los más recién llegados al mundo de los padres divorciados.

Si usted y su pareja están pensando en divorciarse, es importante que los dos conozcan y estén en alerta ante los posibles efectos habituales a corto y largo plazo que sus acciones pueden tener en sus hijos:

A corto plazo:

Si su hijo es demasiado pequeño para comprender la situación por completo, es posible que se sienta culpable o responsable del divorcio.

Su hijo puede volverse más agresivo, violento y / o no cooperar, arremetiendo contra usted y su pareja, sus amigos y maestros.

Sus hijos pueden volverse emocionalmente necesitados por temor a ser abandonados.

Sus hijos pueden comenzar a mostrar un comportamiento «ermitaño» y / o deprimirse.

Los sentimientos de enojo y resentimiento pueden surgir y dirigirse hacia usted y hacia su ex cónyuge / pareja por haber tomado la decisión de separarse.

Sus hijos pueden perder la capacidad de concentrarse, lo que podría afectar el trabajo escolar y el rendimiento académico.

Pueden surgir intensos sentimientos de dolor y pérdida, o puede observar la aparición, reaparición o aumento de enuresis si su hijo es más joven.

A largo plazo

En general, los efectos del divorcio en los niños son a corto plazo, después de lo cual se desvanecen una vez que el niño ha tenido tiempo para adaptarse a la nueva situación familiar y a todos los cambios que se han producido. Todos deberíamos trabajar y comportarnos a lo largo de un divorcio teniendo esa adaptación como objetivo fundamental, dejando a un lado las ansias de venganza personal y victoria que tantas veces observamos en los procesos de crisis matrimonial. En un divorcio no debe haber ni vencedores ni vencidos, es una proyecto de vida personal que no prosperó y que habiendo menores debe continuar jugándose con respeto y equilibrio.

Sin embargo, debe tener en cuenta que hay un pequeño número de casos en los que los efectos pueden ser a largo plazo.

Aún a riesgo de generalizar y ser exagerado, los especialistas señalan que los hijos de padres divorciados pueden ser más propensos a:

  • Ser menos educados.
  • Desventajas en desarrollo socioeconómico.
  • Exhibir comportamientos antisociales así como otros problemas de comportamiento.
  • Sufrir adicciones a drogas y / o alcohol.
  • Casarse o cohabitar a una edad más temprana.
  • Convertirse en padres adolescentes o concebir un hijo fuera del matrimonio.
  • Mayor incidencia de divorcio o separación en su vida.

Cada niño reaccionará de manera diferente a la situación y es posible que su hijo continúe actuando normalmente a pesar del divorcio.

Para evitar que ocurra alguno de estos problemas, o al menos para tratar de disminuir el impacto del divorcio en su hijo, debe asegurarse de que no quede atrapado en medio del divorcio y tratar de mantener y garantizar la comunicación constante con ellos. Iniciar el proceso de divorcio no es un paso fácil, el proceso de divorcio tampoco lo es, afrontarlo de una forma tranquila y racional, y trasladarlo así a nuestros hijos será probablemente la mejor manera de hacer que ellos entiendan un poco que lo que está ocurriendo es beneficioso para la familia y para ellos también. Los menores siempre tendrán un punto de egoísmo ante estas circunstancias, y habrá que saber satisfacer esa posición cumpliendo como padres.

¿Hay algún efecto positivo del divorcio en los niños?

Aunque el divorcio suele ser una experiencia traumática y dificil para los niños durante la cual sus vidas cambian enormemente, muchas veces los niños se benefician del divorcio, especialmente cuando la incapacidad de los padres para llevarse bien crea un ambiente intensamente hostil y tenso al que el niño estaba expuesto regularmente.

El divorcio puede poner fin a eso y en su lugar crear un entorno más estable y acogedor para el niño.

Mi experiencia como abogado me demuestra que tras una ruptura familiar lo más común es la creación de una nueva familia, en la que se aplican, más o menos correctamente, las correcciones aprendidas en “primeros matrimonios”, y con ello se crean entornos más pacíficos en torno a los hijos que tuvieron que soportar los devenires de aquel matrimonio anterior que no funcionó.

Una vez más este post no es más que unas reflexiones y datos que deben ser puestos en relación pormenorizada con las circunstancias de cada caso, de cada familia para tener rigor y certeza.

Para cualquier cuestión legal en la que podamos ayudarle para la toma de decisiones o desarrollo de procesos legales de divorcio estamos a su entera disposición en pleno centro de Murcia. Si quiere saber un poco más sobre nosotros puede visitar nuestra web www.cyafamilia.com