Una de las preguntas que se plantea cualquiera que se encuentra ante una crisis matrimonial próxima al divorcio es: Cuáles serán los costes asociados al proceso de divorcio? Cuánto cuesta el abogado? Cuánto cuesta el procurador? Es necesaria la intervención de ambos profesionales? Hay más pagos?

La intervención de abogado y procurador son obligatorias en España, salvo en aquellos casos de divorcio de mutuo acuerdo (ambos cónyuges están completamente de acuerdo en todo) y además no tienen hijos menores de edad o incapacitados a su cargo.

En consecuencia ambos cónyuges progenitores tendrán que conocer antes de comenzar los trámites de su divorcio cuál será el alcance económico de su proceso de divorcio. Mi recomendación siempre, sen cualquier caso, es que en la primera visita al abogado a plantear el inicio del procedimiento se pregunte sin miedo por dichos costes, y no hay por qué tener vergüenza ni reparo en pedir que se entregue por el abogado un presupuesto orientativo por escrito en el que se detallen los costes previsibles.

Me gusta distinguir en este punto que no es lo mismo cuanto cuesta que cuanto vale, las diferencias entre precio y valor alcanzan todo su sentido en situaciones como estas. Precio es lo que uno paga, valor es lo que uno obtiene a cambio de lo que uno paga.

En una situación de divorcio siempre recomiendo y recomendaré que los cónyuges evalúen los posibles conflictos y consecuencias derivados del proceso de divorcio en el que se encuentran inmersos. Hay divorcios que son sencillos, algunos extraordinariamente sencillos, tanto que como ya he dicho el legislador ha permitido que se sigan como un mero trámite notarial, sin precisar siquiera la presencia de un abogado, fiscal ni juez.

Hay otros divorcios que son complejos y complejísimos y será necesaria la intervención de todos los indicados y otros muchos peritos y profesionales que permitan al juez realizar un adecuado enjuiciamiento para obtener un resultado adecuado (y a ser posible justo). En estos casos los abogados especializados resultamos ser una pieza absolutamente necesaria por el alto valor que generamos en la defensa de los intereses, patrimonio y relaciones familiares post divorcio. Es aquí, en estos casos cuando merece la pena elegir bien a qué letrado, a qué despacho profesional, confía uno la defensa.

En el libre mercado profesional de la abogacía puede usted encontrar precios para todos los gustos, hoy los precios son libres, y cada abogado, cada despacho puede presupuestar su intervención libremente, he leído un anuncio pegado en una farola en Murcia precios que más se aproximan a una entrada a un concierto que a un proceso de divorcio, algún cliente me ha sugerido que algún letrado le ha ofertado la defensa por 300€ y cosas parecidas.

Si se enfrenta usted a un proceso de divorcio en el que va a poner en juego las relaciones con sus hijos durante los próximos años o décadas, la liquidación de posiciones económicas con su cónyuge y un montón de intereses de todo tipo, no me parece inteligente elegir el profesional que le va a defender por el precio, yo más bien lo elegiría por el valor que le pueda aportar.

Pida presupuesto sin miedo, pregunte las distintas formas de pago y momentos de pago, valore la reacción y respuestas jurídicas del letrado en su primera visita al despacho y decida entonces qué es lo que más le conviene para defender sus intereses. Y por supuesto, recuerde, no es mejor el más caro, es mejor el que más valor pueda aportar al procedimiento. No dude en pedir más de un presupuesto en más de un despacho si lo estima conveniente, comparar siempre fue un buen sistema para tomar decisiones con mejor criterio.

En Carrión y Asociados estaremos encantados de atenderle y realizar un presupuesto acorde a las características del caso que se nos plantee, creemos que nuestra formación y experiencia serán capaces de aportar el máximo valor a su proceso de divorcio, y estamos seguros de poder atenderle individualizadamente, como cada uno de nuestros clientes se merece, por un precio acorde a la labor prestada.

Insisto, no es cuestión de precio, es cuestión de valor.

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